Estoy suscripto al boletín de Fundación de Software Libre América Latina o FSFLA, el último que recibí hace unos días tenía este interesante editorial sobre soberanía y software libre que no quería dejar de compartir con ustedes.
La Soberanía requiere Libertad
Un estado soberano es aquel que administra su propio gobierno, y no es dependiente, ni súbdito de otro poder. Se supone que un gobierno democrático representa a sus ciudadanos, persiguiendo y defendiendo sus intereses. Pero ¿cómo puede este hacerlo una vez que su soberanía quede limitada por la decisión de resignar la libertad de sus ciudadanos y del estado mismo?
Cuando un gobierno usa Software No-Libre para sus cómputos en cualquier actividad gubernamental, este le da al desarrollador del programa poder incontrolable sobre las actividades del gobierno. Es impropio para el gobierno el otorgar tal confianza ciega a cualquiera. Prohibido de ver el código fuente, el gobierno no puede averiguar si el software hace lo que dice que hace, ni más ni menos. Prohibido de realizar cambios al software, el gobierno depende exclusivamente del proveedor del software para cualquier modificación. Prohibido de compartir el software con los ciudadanos, falla en la obligación de transparencia necesaria en una sociedad democrática.
Incapaz de decodificar la información guardada en formatos propietarios, el gobierno deja sus datos, así como también los datos que mantiene de los ciudadanos, a merced del proveedor que inventó el formato y lo usa para mantener, y a veces, extender el monopolio creado por la elección del Software No-Libre. Esta dependencia exclusiva generalmente se traduce a cuotas de licenciamiento para actualizaciones innecesarias que generan más gastos, quitándole el dinero de la administración publica que podría ser utilizado para su propósito original de perseguir y defender los intereses de sus ciudadanos. Es más, una dependencia exclusiva como esta es usada frecuentemente por los monopolistas para crear otras dependencias exclusivas, completando un círculo vicioso que extiende aún más su poder sobre sus víctimas, como también los problemas que vienen con esto poder.
Escogiendo Software Libre, un gobierno tiene permiso legal y desobstrucción técnica de verificar que el software no esté programado para traicionarlo; a arreglar el software sin importar los intereses del vendedor, en caso de que surjan errores, problemas o nuevas necesidades; para contratar a sus propios ciudadanos o compañías para realizar tales servicios, avanzando la economía y tecnología locales en lugar de enviar regalías al extrenjero solamente; para cambiar de un proveedor de servicios a otro, favoreciendo a un mercado libre sin preocuparse por costos de migración de software, por cuánto tiempo una versión seguirá disponible o por cuánto tiempo el proveedor seguirá operando.
Eligiendo software que implementa Estándares Abiertos Libres, el gobierno puede asegurarse de que la información que mantiene siempre podrá decodificarla, aunque sea sólo para convertirla a otros formatos décadas más tarde. Y si es Software Libre, puede ser que ni siquiera necesite desarrollar desde cero el software necesario para decodificar o convertir los archivos décadas después, porque sólo el Software Libre puede ser cambiado para hacerlo, o de igual manera para que pueda ejecutarse en las nuevas computadoras disponibles entonces.
Mucho más serio que resignar la libertad de la administración pública es imponer estas decisiones a los ciudadanos. Un gobierno que requiere que los ciudadanos acepten licencias de Software no-Libre para cumplir sus obligaciones impostas por leyes, o para recibir del gobierno información o servicios que deberían ser ofrecidos a todos ellos, discrimina a quienes favorecen un mercado libre, el desarrollo y la independencia económica y tecnológica y, sobretodo, la libertad individual.
Peor aún es inducir a ciudadanos inconscientes a usar Software no-Libre. Esfuerzos de educación, capacitación y inclusión digital necesitan todos usar Software Libre para alcanzar sus objetivos. No tiene sentido inducir a niños, jóvenes o adultos digitalmente excluidos a usar software que limita artificialmente lo cuánto pueden aprender. Software que no pueden llevar legalmente de la escuela a sus casas o trabajos. Software que socava el valor moral de compartir, uno de los valores más fundamentales de nuestra sociedad. Software que los hace dependientes y desamparados, lo exacto opuesto a las iniciativas honestas de educación, capacitación y inclusión digital.
No sorprende que proveedores de Software no-Libre con tanta frecuencia ofrezcan incentivos para que quienes toman decisiones hagan elecciones que derivan en aumento de la dependencia de estos proveedores, como adoptar sus formatos de archivos propietarios y su Software no-Libre que los implementa. Software no-Libre y estándares propietarios dejan el usuario a merced de los desarrolladores del software. Ser subyugado por un proveedor de software deja el estado dependiente y súbdito de otro poder. La libertad alcanzada por medio de Software Libre y Estándares Abiertos Libres es esencial para la soberanía del estado.
Administradores públicos esclarecidos deben usar Software Libre para cada una de sus necesidades de software, no solo por respeto a la libertad de los ciudadanos, sino también para garantizar que el estado siga soberano, para que pueda seguir bregando los mejores intereses de los ciudadanos en el largo plazo. Los ciudadanos conscientes deben no solo oponerse a los pasos del gobierno en dirección a Software no-Libre y estándares propietarios, sino también elegir Software Libre y Estándares Abiertos Libres ellos mismos.
Por favor ayúdanos a concientizar ciudadanos y a esclarecer a los administradores públicos.
Vía: FSLA
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