El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) es una de las tendencias tecnológicas que están creciendo como la espuma, según Statista, en 2025 se conectarán 30,900 millones de dispositivos al IoT. Desde aparatos electrónicos y sensores que mostrarán un impacto sustancial en nuestra economía y en la forma de hacer negocios y comercio electrónico.
Tanto es la importancia del Internet de las cosas que, como hemos hablado, existen ciudades que han logrado conectar miles de dispositivos para generar información y utilizarla para mejorar, que ahora son conocidas como Smart Cities. El resultado de millones de datos y automatización en miles de situaciones dentro de una ciudad.
Las Smart Cities existen para mejorar la calidad de vida de las personas y permitir el crecimiento económico a través de una red de dispositivos conectados y otras tecnologías. A través de un proceso sencillo y claro que va desde la recolección de datos a través de sensores inteligentes en tiempo real.
Posteriormente, lleva el análisis de datos se analizan para obtener información sobre el funcionamiento de los servicios y las operaciones de la ciudad. Seguido de la comunicación de los resultados del análisis de los datos a los responsables de la toma de decisiones.
Finalmente, se toman medidas para mejorar las operaciones, gestionar los activos y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Si bien el internet de las cosas reúne datos en tiempo real procedentes de activos, objetos y máquinas conectados para mejorar la toma de decisiones. En el caso de las Smart Cities, los ciudadanos pueden participar e interactuar con los ecosistemas de las ciudades inteligentes a través de dispositivos móviles, vehículos y hasta edificios conectados.
Al emparejar los dispositivos con los datos y la infraestructura de la ciudad, es posible recortar costes, mejorar la sostenibilidad y racionalizar factores como la distribución de energía y la recogida de basuras, además de ofrecer una menor congestión del tráfico y mejorar la calidad del aire.
Con la recopilación, el análisis y el almacenamiento de grandes cantidades de datos por parte del internet de las cosas, las ciudades convierten la información en conocimientos prácticos, tomando decisiones más informadas que construyen y mantienen un bien común para todos los ciudadanos.
Las herramientas cotidianas que cualquiera de nosotros utiliza, se están volviendo altamente conectadas, desde refrigeradores y cerraduras inteligentes hasta vehículos autónomos. Las máquinas autocontroladas ejecutarán servicios como el mantenimiento, la contratación de su propio seguro y la toma de decisiones sin necesidad de intervención humana.
Se espera que en un futuro no muy lejano, las máquinas se conviertan en participantes del mercado cada vez más autónomos, con sus propias cuentas bancarias y sistemas de pago en línea construidos especialmente para ellos y programados para apoyar a los humanos a nivel existencial.
La automatización en las ciudades inteligentes
El conocido objetivo de la automatización es reducir la participación humana en tareas específicas, reduciendo así los costes y los errores. Las ciudades han sido capaces de mostrar los beneficios de la automatización, con Barcelona ahorrando más de 75 millones de euros en 2014 mediante la automatización de ciertos recursos de la ciudad, como la electricidad y el agua.
Las grandes ciudades pueden ahorrar hasta 800,000 millones de dólares cada año utilizando funciones de transporte inteligentes y reduciendo el tráfico. Esto no sólo ahorrará una gran suma de dinero, sino que también ahorrará tiempo a los viajeros que pasan gran parte de su tiempo atrapados en el tráfico.
Dado que desde entonces se han producido nuevos avances en el campo de la tecnología, esto implicaría que la gestión de las cosas se ha igualado y, en consecuencia, la cantidad de dinero ahorrado también aumentaría. Muchos avances son el resultado de las tecnologías basadas en la Inteligencia Artificial (IA), lo que también significa que en el futuro habrá más tecnologías basadas en la IA implementadas en las ciudades inteligentes.
Dado que las ciudades inteligentes prestan un cuidado adicional en lo que respecta a la sostenibilidad, se orientan hacia las fuentes de energía renovables. La ciudad inteligente de Fujisawa, por ejemplo, está compuesta por un millar de viviendas en Japón, y ha conseguido reducir el 70% de sus emisiones de carbono simplemente con la transición a un sistema de energía solar.
El objetivo último de las ciudades inteligentes es mejorar la calidad de vida, que se refiere a la salud, la comodidad y la felicidad de la población. En teoría, al incorporar las mejores características de confort y tecnología, los ciudadanos de una ciudad tendrían una mayor calidad de vida en comparación con los lugares que no cuentan con estas instalaciones.
Además, si los ciudadanos tienen acceso a unas condiciones de vida más felices y seguras, más gente empezará a emigrar hacia ellas. Esto acabará permitiendo que las ciudades inteligentes tengan acceso a una saludable mezcla de población y más talento. Dado que más personas comenzarán a trabajar en las ciudades inteligentes, esto se sumará al PIB general, lo que significa que la economía verá un aumento.
Dado que los sensores pueden funcionar todos los días de la semana, los 365 días del año, con el fin de recopilar datos, supervisar y comunicarse con otros sistemas para asegurarse de que los recursos de la ciudad se utilizan sin ninguna pérdida, esto podría acabar aportando más eficiencia.
Además, en caso de catástrofe, se podrían reducir los daños o mitigar el riesgo por completo. Este es otro aspecto que podría ayudar a las ciudades a reducir los gastos. Las ciudades inteligentes utilizan sensores capaces de detectar anomalías en la lectura de los recursos de una ciudad o de zonas sensibles.
En caso de catástrofe, los sensores de toda la ciudad recogerán datos sobre la misma y los enviarán para su procesamiento, todo ello en tiempo real, con el fin de controlar los daños. A su vez, esto ayudará a la ciudad a hacer un seguimiento de todo lo que está ocurriendo, y si hay alguna anomalía las autoridades podrían actuar rápidamente y evitar que los acontecimientos se agraven.
Si bien en la mayoría de ciudades latinoamericanas esto podría sonar a utopía, lo cierto es que el Banco Interamericano de Desarrollo señala que “Buenos Aires lidera el ranking latinoamericano de ciudades inteligentes, a la que le siguen Santiago de Chile, Ciudad de México, Medellín y Montevideo. Las demás ciudades de Latinoamérica se encuentran en una posición por debajo del puesto 100”.
Las smart cities son un modelo al que deben migrar las ciudades que quieren ser cosmopolitas y ofrecer a sus habitantes los beneficios de la hiperconexión. Si bien es cierto que en América Latina son pocas las urbes que están sumándose a esta tendencia, quienes lo hacen pueden demostrar las mejoras tangibles desde la institucionalidad y la cooperación público-privada.
Fuentes y referencias:
Índice IESE – Cities in Motion
IESE Cities in Motion Strategies es una plataforma de investigación lanzada conjuntamente por el Center for Globalization and Strategy y el Departamento de Estrategia del IESE Business School.
Digital Power: A Quiet IIoT Revolution
Adding digital controls to power supplies might not be entirely new, but a variety of market drivers combine to stimulate adoption across a surprising range of industry segments.